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El magnesio y el calcio son nutrientes fundamentales que deben estar en equilibrio entre sí para que puedas disfrutar plenamente de una buena salud. Su importancia a nivel celular es crítica. El calcio y el magnesio son como caras opuestas de una moneda. El calcio excita los nervios, mientras que el magnesio los calma. El calcio hace que los músculos se contraigan. El magnesio es necesario para que los músculos se relajen. El calcio es necesario para la coagulación de la sangre, pero el magnesio mantiene la sangre fluyendo libremente. Calcio y magnesio: una cuestión de equilibrio Experimentas la interacción tensora (calcio) y relajante (magnesio) de estos dos elementos cada vez que tu corazón late, cuando sientes tu pulso y cada vez que respiras. Cuando estamos bajo estrés, nuestras células que en estado de reposo contienen magnesio sufren un cambio. El calcio, normalmente fuera de las células, ingresa a las células y el nivel de calcio aumenta. Este es el estado de acción en el que una célula muscular, por ejemplo, contraerá y tensará el músculo. Luego, el magnesio expulsa el calcio de la célula y la célula vuelve a estar en su estado de reposo y relajación. Piense en ello como un interruptor de encendido y apagado. El apagado es magnesio y el encendido es calcio. Pero, ¿qué le sucede a una célula que no está en equilibrio cuando el nivel de magnesio en el cuerpo es deficiente? En términos simples, el interruptor de apagado no se apaga por completo. Eso significa que el calcio puede filtrarse continuamente hacia las células y estimular la actividad celular (el interruptor de encendido). El resultado es estrés acompañado de uno o más síntomas de deficiencia de magnesio. El magnesio ayuda a que los músculos y nervios funcionen correctamente; mantiene estable el ritmo cardíaco, respalda un sistema inmunológico saludable y también ayuda a mantener los huesos fuertes. Este mineral esencial ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre, promueve la presión arterial normal y es necesario para producir y almacenar energía. Es fácil ver por qué muchos investigadores dicen que ningún factor dietético es tan crítico como el magnesio. ¿El calcio es demasiado bueno? La deficiencia de calcio puede ser un problema grave. Es un nutriente importante que su cuerpo necesita todos los días, pero demasiado calcio también puede ser un problema. La ingesta adecuada de calcio recomendada según la Oficina de Suplementos Dietéticos de los Institutos Nacionales de Salud es de 1000 mg para adultos de 1950 años y 1200 mg para mayores de 51 años. Hay muchos adultos que toman 1.2001.500 mg de calcio suplementario además de su ingesta dietética de calcio (una taza de 8 onzas de yogur de frutas bajo en grasa contiene 345 mg de calcio y una taza de leche descremada contiene 306 mg). El calcio no asimilado puede terminar en los tejidos blandos del cuerpo donde se deposita y endurece (calcifica) o en la orina donde puede provocar cálculos renales. A menos que el calcio y el magnesio estén adecuadamente equilibrados, el magnesio se agota (demasiado calcio puede reducir los niveles de magnesio). Esto puede resultar en una incapacidad para recuperarse rápidamente del estrés y puede ser en sí mismo una fuente de estrés.
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El magnesio y el calcio son nutrientes fundamentales que deben estar en equilibrio entre sí para que puedas disfrutar plenamente de una buena salud. Su importancia a nivel celular es crítica. El calcio y el magnesio son como caras opuestas de una moneda. El calcio excita los nervios, mientras que el magnesio los calma. El calcio hace que los músculos se contraigan. El magnesio es necesario para que los músculos se relajen. El calcio es necesario para la coagulación de la sangre, pero el magnesio mantiene la sangre fluyendo libremente. Calcio y magnesio: una cuestión de equilibrio Experimentas la interacción tensora (calcio) y relajante (magnesio) de estos dos elementos cada vez que tu corazón late, cuando sientes tu pulso y cada vez que respiras. Cuando estamos bajo estrés, nuestras células que en estado de reposo contienen magnesio sufren un cambio. El calcio, normalmente fuera de las células, ingresa a las células y el nivel de calcio aumenta. Este es el estado de acción en el que una célula muscular, por ejemplo, contraerá y tensará el músculo. Luego, el magnesio expulsa el calcio de la célula y la célula vuelve a estar en su estado de reposo y relajación. Piense en ello como un interruptor de encendido y apagado. El apagado es magnesio y el encendido es calcio. Pero, ¿qué le sucede a una célula que no está en equilibrio cuando el nivel de magnesio en el cuerpo es deficiente? En términos simples, el interruptor de apagado no se apaga por completo. Eso significa que el calcio puede filtrarse continuamente hacia las células y estimular la actividad celular (el interruptor de encendido). El resultado es estrés acompañado de uno o más síntomas de deficiencia de magnesio. El magnesio ayuda a que los músculos y nervios funcionen correctamente; mantiene estable el ritmo cardíaco, respalda un sistema inmunológico saludable y también ayuda a mantener los huesos fuertes. Este mineral esencial ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre, promueve la presión arterial normal y es necesario para producir y almacenar energía. Es fácil ver por qué muchos investigadores dicen que ningún factor dietético es tan crítico como el magnesio. ¿El calcio es demasiado bueno? La deficiencia de calcio puede ser un problema grave. Es un nutriente importante que su cuerpo necesita todos los días, pero demasiado calcio también puede ser un problema. La ingesta adecuada de calcio recomendada según la Oficina de Suplementos Dietéticos de los Institutos Nacionales de Salud es de 1000 mg para adultos de 1950 años y 1200 mg para mayores de 51 años. Hay muchos adultos que toman 1.2001.500 mg de calcio suplementario además de su ingesta dietética de calcio (una taza de 8 onzas de yogur de frutas bajo en grasa contiene 345 mg de calcio y una taza de leche descremada contiene 306 mg). El calcio no asimilado puede terminar en los tejidos blandos del cuerpo donde se deposita y endurece (calcifica) o en la orina donde puede provocar cálculos renales. A menos que el calcio y el magnesio estén adecuadamente equilibrados, el magnesio se agota (demasiado calcio puede reducir los niveles de magnesio). Esto puede resultar en una incapacidad para recuperarse rápidamente del estrés y puede ser en sí mismo una fuente de estrés.